En las manos de aquellos que no son poetas, pero que anhelan transformar el mundo con su esfuerzo, se esconde un arte único. Nosotros, quienes no rimamos versos, pero pintamos sonrisas, estamos aquí para compartir una historia que desafía los límites de la poesía, llevando a cabo un evento que es un canto a la solidaridad.
En Zaragoza, un canto anuncia,
Es el Rastrillo Aragón, arte que en la tierra se enreda.
800 voluntarios, corazones con pasión,
Trabajamos por las personas, es nuestra misión.
Bajo el techo del Auditorio, al final de octubre,
Se tiende el escenario de un propósito que encubre.
El Rastrillo Aragón, fruto del trabajo conjunto,
Donde la solidaridad y el compromiso son su mayor punto.
No somos poetas, mas creamos un lazo,
Donde el amor es moneda, la ayuda, nuestro abrazo.
El delantal rojo, insignia en el pecho,
Símbolo de entrega, compromiso en el trecho.
En cada stand, un sueño florece,
El Rastrillo es el eco de una voz que agradece.
El objetivo cambia, mas la meta es clara,
Causas diversas, pero una fuerza que no repara.
Es la poesía en acción, el arte solidario,
Transformando vidas, en un esfuerzo necesario.
Empresas, instituciones y ciudadanía, unidos de corazón,
Participación y unión, en este solidario rincón.
De diez días vestidos de solidaria tarea,
Surge la belleza en la lucha diaria.
No somos poetas, mas nuestra melodía,
Es la armonía del Rastrillo, nuestra utopía.
Así, en Zaragoza, este evento se celebra,
Un encuentro de almas, la esperanza encierra.
No rimamos versos, mas creamos ventas,
Construyendo puentes, sembrando solidaridad, con pasión.
¡Brindemos, entonces, por este Rastrillo
Donde la solidaridad se viste de paz!
En cada delantal rojo, en cada esfuerzo leal,
La poesía se escribe, en un acto sin igual.
Este no es un poema tradicional,
Pero el Rastrillo Aragón es una historia sin igual,
Donde la dedicación y el amor se funden en una causa,
¡Transformando vidas con su magnífica pausa!
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