La sociedad zaragozana se vuelca en la nueva edición del Rastrillo Aragón, que en su primer día recauda 46.584 €
· Inaugurado ayer y abierto hasta el 1 de noviembre, recibió más de 3400 visitantes y muy buena valoración de las novedades en la distribución y productos de los stands
· Mañana domingo, la Fundación Federico Ozanam dedicará la jornada a visibilizar cómo la solidaridad se traduce en programas sociales que ayudan a más de 450 familias vulnerables
Además, para que las restricciones no limiten los
objetivos solidarios, la Fundación Federico Ozanam mantiene a disposición de
los ciudadanos vías de colaboración complementarias, como las donaciones a
través de Bizum, enviando la
cantidad deseada al número 01007.
El año pasado, por primera vez desde 1987, debido
a la pandemia, el Rastrillo no se pudo celebrar, pero gracias a las generosas
aportaciones de la campaña “El Rastrillo se queda en casa” se recaudaron se
78.000 euros, que se destinaron a becas para personas afectadas por la crisis
sanitaria y EPIS para el personal de red de centros de la Fundación. En 2019,
su anterior edición presencial se recaudaron 608.000 euros, y en su vuelta en 2021
a la Multiusos, el objetivo de conseguir una aportación importante para
proyectos destinados a paliar las consecuencias económicas de la Covid-19 en
las personas más vulnerables.
Por ello, la Fundación Federico Ozanam quiere que
cada jornada sirva también para visibilizar los programas sociales a los que
contribuyen las compras solidarias realizadas en el Rastrillo. Mañana domingo,
se pondrá el foco en los programas destinados a la atención de familias
vulnerables.
Acompañamiento y apoyo para más de 450 familias vulnerables
Mercedes Aranda, coordinadora del Equipo
Psicosocial de la Fundación Federico Ozanam, explica que la crisis ligada a la
COVID “ha hecho más necesario si cabe el acompañamiento presencial con las
familias con más dificultades por parte de trabajadoras sociales, psicólogas y
educadores de la Fundación”. El motivo es que se han encontrado situaciones
desconocidas muy difíciles de hacer frente: falta de empleo y por tanto falta de
recursos económicos que han supuesto mayores dificultades para hacer frente al
pago de la vivienda, de la alimentación, de las necesidades escolares de los
hijos … unido todo ello a un acceso a los recursos por vía telemática a la cual
no están habituados ni cuentan con los medios necesarios.
Además, a lo largo de este año se ha visto
incrementada la necesidad de ese apoyo no solo en lo económico y material, sino
muy especialmente en lo emocional. “Los meses de confinamiento y los miedos de
la pandemia – explica Mercedes Aranda - nos ha llevado a trabajar especialmente
la resiliencia en las familias y sus hijos: se han llevado a cabo grupos de habilidades parentales
donde se han reforzado las expresiones de afecto y estilos educativos
adecuados, al mismo tiempo que se han gestionado los conflictos y las normas
desde una educación positiva”.
Se ha podido continuar con el apoyo escolar y las
actividades de tiempo libre, siempre adaptadas al momento. Y a través del gran
equipo de maestros y educadores de tiempo libre con el que cuenta la Fundación,
se han encontrado nuevas formas de llevar a cabo las tareas escolares, y
coordinarse con los colegios para apoyar a los niños y niñas para superar el
curso con éxito en la mayoría de los casos pese a las dificultades de sus
familias y entorno. Y el pasado verano ya fue posible retomar las Colonias
Urbanas de Ozanam, en la que
participaron 345 niños y niñas.
En total, la Fundación Federico Ozanam está acompañando y apoyando a más de 450 familias vulnerables, y el nuevo curso comienza atendiendo a 647 menores en refuerzo escolar en coordinación con sus colegios e institutos; y más de 200 participantes en Talleres de Apoyo Familiar, dirigidos a mejorar las capacidades de cuidado y educación de sus hijos e hijas.
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