Isabel Guerra, más conocida como la monja pintora, empezó a pintar a los doce años, de forma autodidacta, y expuso por primera vez a los quince en la sala Toisón de Madrid. Pasó largas horas estudiando a los grandes maestros en el Museo del Prado, frecuentando exposiciones y leyendo libros de arte.
A los 23 años ingresó en el convento cisterciense del Monasterio de Santa Lucía en Zaragoza. Es miembro honorífico de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis y y correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.
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