Zapatos, ropa de todo tipo, juguetes, productos de alimentación ricos ricos, música, libros, maquetas de trenes, material escolar, adornos navideños, mueble nuevo y restaurado, bisutería... no hay nada que necesites que no puedas encontrar en el Rastrillo.
Además, cada objeto de los que se ponen a la venta, tienen un valor añadido que los compradores de estas tres décadas conocen bien: sirven a quien los adquiere y contribuyen a importantes mejoras sociales.
Por eso, los productos del Rastrillo se tratan con mucho mimo. Un ejemplo lo tenemos en el stand de bisutería donde se ofrece a los visitantes una amplia gama de collares, pendientes, pulseras, anillos y otros complementos, con estilos variados. Lo sorprendente es que la mayoría de ellos pasan antes por las cuidadosas manos de las voluntarias, expertas en recuperar el brillo perdido de estas piezas y dejarlas nuevamente para estrenar.
Mimo a raudales hay también en otros stands como el de muñecos y el de trenes con auténticas maravillas de colección, algunas hechas a mano.
Y mimo, y también mucha paciencia, hay en stands como los de música y libros al que muchos asiduos visitantes del Rastrillo acuden en busca de tesoros. La labor de voluntarios y voluntarias para clasificar los materiales donados no tiene precio y, gracias a ellos, podemos encontrar maravillas como este libro de belleza en el que alguna persona coqueta guarda, seguramente con mucho cariño, recortes de prensa de belleza y salud y que tuvo la suerte de encontrar Carmen Lardiés del blog de belleza Canon de Kalon (y que realizó estas fotos)
Todos, todos los stands del Rastrillo tienen detrás un gran trabajo, realizado con mucho cariño y esconden tesoros que no se encuentran en ningún otro lugar.
¡Estáis todos invitados!
1 comentario :
Qué suerte poder contar con voluntarias que ponen tanto cariño en su trabajo, y que ganas de poder ir cuanto antes!
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