El día 26 de octubre comienza una nueva edición del Rastrillo Aragón pero, realmente, el Rastrillo está operativo todo el año porque sus voluntarias y voluntarios está todo el año trabajando para ofrecer a los visitantes los mejores productos.
Un ejemplo son las voluntarias del puesto de bisutería que todos los lunes y martes por la tarde se reúnen para trabajar e incluso, como nos explica la coordinadora de este grupo Pilar Fierro, algunas se llevan deberes a casa.
Las voluntarias de bisutería, además de crear nuevas piezas, reciclan aquellas que se han recibido como donativo aprovechando todo, si se puede salvar, o algunas cosas que pueden servir para elaborar nuevos abalorios: cadenas, anillas, etc. Son tan cuidadosas que las perlas de cristal, cuando están peladas, las hierven y las limpian para reutilizarlas.
Pilar nos cuenta que, aunque te manchas mucho las manos, es un trabajo muy bonito porque el resultado son collares, pulseras, anillos y otras piezas de bisutería que gustan mucho y se venden muy bien.
El precio nunca lo ponen en función al tiempo que dedican, sino a la calidad del producto pero, siempre, es un coste mucho más barato del que tendría si se vendiera fuera del Rastrillo.
En este equipo de artesanas voluntarias, todas están encantadas con su labor porque, como dice Pilar "estamos orgullosas de que este trabajo se refleje en residencias para mayores, empleo y en el conjunto de la magnífica obra que realiza la Fundación. Además, todo las cosas que ofrecemos en nuestro puesto son muy bonitas"
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